jueves, 23 de agosto de 2012

¿Soy YO, soy yo o todo lo contrario?

Dormía mal desde hacía días. El sueño se empeñaba en no dormir, se iba a menudo y solo aparecía de madrugada, lenta y brevemente, como si fuera un huésped.
La revelación respecto al significado y posible sentido moderno de las palabras que había comunicado la zarza a Moisés en el monte Sinaí, me había perturbado por completo. Me atenazaba, no encontraba la forma de encauzarlo intelectualmente de una forma satisfactoria.
Era domingo. Decidí cambiar de actitud yendo a la Cuesta de Moyano en la madrileña Plaza de Atocha, a curiosear entre libros viejos. Pensé que era bueno distraerse para despejar un poco la mente.
Cogí un tren de Cercanías que paraba en Atocha y me senté en un vagón que iba medio vacío. 
Un sinfín de impresiones y sentimientos pasaron ante mí según avanzaba el tren. Cuando el tren paró en Santa Eugenia, las imágenes de los atentados del 11M me llenaron de nuevo de cólera . ¿Se puede justificar algo así por religión o por política? ¿Cuantos "porqués" habían dado lugar y luego justificado aquellas doscientas muertes?
Todo cabreado llegué a Atocha. La verdad es que no tenía ninguna gana de subirme la cuesta de las librerías, y menos el aguantar multitudes. Además ya tenía demasiados libros, así que me fui al antiguo apeadero de la estación, al jardín botánico que hay allí instalado y me senté al borde del estanque bajo el impresionante "árbol del viajero" que está allí plantado.
Llevaba un par de minutos cavilando cuando oí un chapoteo familiar. Miré a mi derecha. Era ella.
-- Hola ranilla, gracias por venir. Te necesito.
-- Hola Felipe ¿Sigues triste?
-- No, creo que deprimido. No tengo ánimos ni para enfadarme.
-- No creo que sea depresión sino desencanto. A todos a los que les he contado lo de la zarza se han quedado estupefactos. Bajo la nueva luz que desencadena, toma forma un repaso, una autocrítica de los propios valores de cada persona, que puede llegar a ser tan profunda como para "enfermar".
-- ¿Hay mas gente que conoce la revelación el Rabino del Mar?
-- Sí, son multitud. A todos les ha pasado lo mismo que a ti, han quedado anonadados. Por cierto, me gusta como le has llamado: Rabino del Mar.
-- ¡Menos mal que te gusta algo de lo que digo!
-- Lo que no me gusta es que te dirijas a mí usando palabras soeces. Denota incultura, y ésta está en guerra con la Sabiduría.
-- ¡Anda que no eres tu tiesa ni "ná", ranita de mier...!, bueno, ranita a secas.
-- ¡Felipe Felipe!
-- No te enfades rana. Ten en cuenta que estoy malito. 
-- De acuerdo, te perdono.
-- Oye Sofía, eso que me contaste del  Yo, del ser en sí, del ser por sí, suena a existencialismo que apesta, concretamente a Sartre. ¿Poseía acaso la Verdad Absoluta para que tu uses su discurso filosófico?
-- No Felipe, lo que ocurre es que a la última persona a la que se lo conté fue a un pensador francés empeñado en corregir y actualizar el existencialismo. De ahí el "formato" de mi discurso.
--Entonces si uso el "yo" y la "circunstancia" de Ortega y Gasset no pasaría nada.
--No, no pasaría nada.
--Oye rana, ¿y si junto a los dos, a Ortega y a Sartre, pasaría algo?
--Felipe, me estás dando miedo.
--¿Porqué? Se podría decir entonces que todos poseemos un yo en si mismo y un yo debido a las circunstancias. ¿No te parece conceptualmente elegante, rana?
--Felipe, te empiezan a patinar las neuronas. ¿Cuanto tiempo hace que no duermes?
--Bastante Sofía, bastante.
--Escucha, tu eres físico, piensas y sientes en función del paradigma de la Física, usando las estructuras, reglas y métodos del pensamiento científico, no del filosófico. Te va a resultar muy difícil combinar satisfactoriamente conceptos de dos filósofos distintos como los de Ser y Existencia de Sartre y Ortega. Te puedes dar un batacazo intelectual.
--Tienes razón ranilla. Compréndeme, pero es que ni Ortega, ni Sartre, ni Kierkegaard ni la madre que los parió, me están aclarando la idea de ese YO infinito, eterno, inalcanzable con el que se encontró Moises en el monte Sinaí. Rana, estás hablando con un fisicucho de mala muerte, resabiado después de trabajar mas de treinta años en una gran compañía repleta de jefes neuróticos. He perdido la capacidad del razonamiento filosófico. Estoy hecho un bloque de yeso.
--Felipe. No te sientas derrotado. Sigues siendo físico. Eso imprime carácter. He podido comprobar que todavía conservas el espíritu crítico que caracteriza al científico.
--Gracias por darme ánimos Sofía. ¿Qué puede hacer un físico respecto a un problema filosófico?
--¿Crees que la Filosofía por si misma hubiera generado el concepto de cuantificación de la Física de Partículas actual?
--Sí, lo creo. De hecho ya hemos hablado tu y yo del concepto de átomo de Demócrito.
--¿Verdaderamente estás seguro que la Filosofía hubiera llegado a definir el Principio de Indeterminación de Heisenberg? ¿Y qué me dices del concepto de estadística cuántica de Schrödinger? ¿Habrían llegado los filósofos ellos solitos a fundamentar toda la materia conocida como constituida por Quarks, Leptones y Portadores de Fuerzas?
--Me parece que no. Siempre he pensado que la pretensión filosófica estaba en el "porqué" y que la científica en el "cómo". Me parece que pretender el "cómo" es mas humilde que pretender el "porqué". ¿Crees que podría entender las palabras de la zarza planteándome solo el "cómo", usando el método científico?
--¡Inténtalo! Solo así lo sabrás.
--Venga, vale rana. ¿Por donde empiezo?
--Define los conceptos de manera sencilla, casi infantil, basándote en hechos conocidos. Busca un modelo.
--Bien. Primera tontería. El cerebro es un ordenador, y como tal tiene un "hardware" y un "software".
--¡Felipe! ¡Y te quedas así de tranquilo después de decir esa estupidez! ¡Como sigas así te dejo! ¿Cuales son las partes de un ordenador, "computer" o como lo quieras llamar? ¿Me las puedes decir?
--Bu... bueno rana, no te cabrees. Las... las partes de un ordenador son, después de quitarle todas las zarandajas, la "Cpu" y la memoria. Tiene un montón de circuitos de entrada de la información y otro montón de salida de los resultados del procesamiento del "chisme". Y alguna cosilla mas, como un cuarzo que define el ritmo básico de procesamiento, etc.
--¿Y me puedes decir donde tienes tú, dentro de tí, la "Cpu", la memoria, el cuarzo? ¿En el lóbulo frontal de tu cerebrín o donde tu espalda pierde su digno nombre? 
--¡Mira que eres bestia, "batracia"! Pues para que te enteres, sí tengo un cuarzo. ¡En el llavero!
--¡Felipe, eres un "tuerce-botas"! ¡No hay batracios y "batracias" por lo mismo que no hay hombres y "hombras"! ¡Ignorante! ¡Estúpido!
--Sofía, cuanto mas te enfadas mas me gusta tu compañía. Contigo me lo paso realmente genial.
--A mí me pasa lo mismo contigo. Pero que conste una cosa: ¡Eres un "tuerce-botas"!
--¡Sonríes! ¿Te han dicho alguna vez que si como rana eres fea, cuando sonríes eres horrorosa?
--No me tires mas requiebros y corrige el Modelo.
--Vale. Dejemos el Modelo reducido a una unidad de Transformación de la Información que le llega al individuo,  que englobaría a los clásicos Cinco Sentidos y quizás algo más. Le seguiría una unidad de Procesamiento de esa Información y por último una unidad de Salida de las Acciones resultado del procesamiento de la información de entrada y de la contenida en el propio Procesador.
--¡Vale! ¡Eso ya se parece más a un Modelo! Pero una pregunta: dices que la respuesta del individuo queda condicionada por la que posee el propio Procesador.
--Exacto. Eso ocurre en todos los sistemas complejos que conozco. Dar a un interruptor enciende una lámpara, pero si además su encendido dependiera del número de veces que se ha encendido previamente, estaríamos frente a un sistema complejo, un sistema no predecible fácilmente. Ese es el caso de los automatismos conocidos como Máquinas de Estados, en las que...
--¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mira! ¡Este señor está hablando con una rana!
--Niño, te confundes, estoy hablando por el móvil.
--¡Mentira, mentira, que he visto como saltaba ese bicho asqueroso al agua!
--¿No te han enseñado a no contradecir a las personas mayores? ¿Eh guapito?
--No, no. Si mi niño dice que usted hablaba con una rana es que lo estaba haciendo. ¡Sepa usted que probablemente mi niño es "índigo"! 
--¡Mire señora, su hijo es tonto de solemnidad! ¡Y sabe lo que le digo: le va a salir mas barato "hacer" uno nuevo que arreglar éste!
--¡Obsceno! ¡Desgraciado! ¡Insulso! ¡Idi... Idi... Idi... ota!...
Me acababan de joder el día. 
¿Porqué sacarán a pasear a los tontos los domingos?
Pregunto.